Pasado, presente y futuro de la tributación, visto a través de John Cheng.

RECORRIDO. A sus 72 años, John Cheng, presidente de la Junta Directiva de la Universidad Especializada del Contador Público Autorizado cuenta con 45 años de experiencia como CPA, ha visto las verdes y las maduras en el tema de política fiscal panameña y está dispuesto a compartir sus experiencias.

Realista.  Es el adjetivo perfecto que podría definir al Contador Público Autorizado (CPA) John Cheng, socio director de la firma Grant Thornton Cheng y Asociados, quien dedicó un tiempo de su apretada agenda para conversar con los lectores de Momento Fiscal sobre el pasado, el presente y el futuro de la tributación panameña. Lo primero que afirma es que se necesita un cambio, un viraje interno en el pensamiento de las personas para que acepten que deben cancelar sus impuestos, erradicando aquella excusa de que “no se paga porque se roban la plata” y aceptando que todos usamos los recursos del Estado, incluso con el simple hecho de transitar por una calle, por lo cual la evasión amparada en el no cumplir porque otros hacen uso indebido de los recursos es hacerse cómplice de un “hurto”. Sin embargo, también tiene los pies bien puestos sobre la tierra. “Panamá está cambiando de mentalidad, pero es algo que ni usted ni yo veremos. Procesos de cambio de cultura así, por lo menos demoran unas cinco generaciones, pero va a pasar”, expuso el visionario.

Momento Fiscal (MF): ¿Cómo empezó usted en la fiscalidad?
John Cheng (JCH): En el año de 1956, hace aproximadamente 56 años empecé llevando los libros de una pequeña abarrotería en el interior del país, yo preparaba la información anualmente para ser entregada a un contador de experiencia con el fin de cumplir con la declaración anual de rentas.  El 17 de octubre de 1962 obtuve mi licencia de contador y mi idoneidad el 9 de enero de 1967, hace 45 años que soy CPA.

MF: ¿Qué hay de distinto en la fiscalidad de hoy y la de aquellos días?
JCH: La fiscalización hoy es muy distinta a lo que fue en el siglo pasado, anteriormente los auditores eran personas formadas dentro de lo que se llamaba el Ministerio de Hacienda y Tesoro, ahora es el Ministerio de Economía y Finanzas, era gente sin mayores preparaciones académicas, sin herramientas de trabajo más allá de una calculadora.  Eran empíricos. En cambio, actualmente la mayoría del personal dedicado a estas funciones en la Dirección General de Ingresos son profesionales poseedores de títulos universitarios y muchos tienen postgrados.
Por ejemplo, en la Universidad  Especializada del Contador Público Autorizado (UNESCPA), donde conozco el tema como Presidente de su Junta Directiva, hemos preparado a más de 100 auditores fiscales, dándoles cursos especialmente diseñados para ellos como funcionarios.  

MF: Algunos dicen que todo tiempo pasado fue mejor. A usted, ¿le gustaba más tratar con la DGI o su equivalente en el Ministerio de Hacienda y Tesoro de antes o la de ahora?
JCH: Es difícil comparar algo así, pero quizás en tiempos pasados al fiscalizador de impuestos se le miraba bajo la óptica de un cobrador temerario y hostil, hoy al ser los actuales funcionarios unos profesionales se puede intentar dialogar con ellos sobre la aplicación correcta de las leyes y los principios de contabilidad, pienso que ahora hay más equidad en el cobro de los tributos.

MF: ¿De los directores de la DGI, a quién extraña más o considera que fue el más eficiente?
JCH: Recuerdo a Rodrigo Núñez Quintero (1906-1965), él fue el primer impulsador de la primera reforma tributaria de Panamá en el año de 1964 e introdujo el verdadero impuesto sobre la renta en nuestro suelo patrio.

MF: Si fuera Director General de Ingresos, ¿cuál sería su prioridad?
JCH: Lo que haría es dotar a la Dirección General de Ingresos de más profesionales de carrera y obligar a los actuales funcionarios a que mantengan un mínimo anual de educación continua.

MF: ¿Qué le recomienda a aquellos profesionales jóvenes que quieren llegar a tener una carrera como la suya?
JCH: Les diría que prioricen en manejar el idioma inglés. Esto porque cuando ya se tiene un cierto nivel, si se habla inglés se tiene un 50% más de oportunidades. Al que no lo maneja se le vuelve una “discapacidad profesional”. Eso lo veo hoy en día, y me preocupa.  También noto que algunos colegas dicen que la actualización no es necesaria y me parece una locura, porque si no te actualizas es como tener un carro de los años 40 y pretender que siga igual que uno moderno. Se están engañando a sí mismos.  En cuanto a opciones para estudiar, sugiero que busquen universidades sin fines de lucro y que cuenten con profesores idóneos con una trayectoria comprobada en las materias que se quieren aprender o perfeccionar.  

MF: ¿Cómo ve la tributación panameña dentro de unos cinco a 10 años? ¿Cuál es su percepción?
JCH: Opino que la tributación cada día será más desarrollada hacia el uso de sistemas electrónicos para evitar las omisiones y el incumplimiento de las obligaciones tributarias.

P.D.:
DECISIÓN. De poder eliminar un impuesto, el contador John Chen elegiría el de timbre.  Es arcaico, opina. “Le sale más caro al Estado fiscalizarlo que ponerle tope, por ejemplo, a los contratos de arriba de un millón de dólares, para que paguen un tributo de tanto y así remplazarlo”.